Maribel Juárez, candidata del PRD hace campaña en tierra de narcos, pide voto protegida de 9 escoltas

Por Agencias
Michoacán, 23 mayo de 2021.- Maribel Juárez, la candidata de Angamacutiro, hace campaña rodeada de nueve escoltas. Solo el oficio de policía es más peligroso que querer ser alcalde de tu pueblo.
Angamacutiro es un municipio ubicado en la frontera entre los estados mexicanos de Michoacán y Guanajuato, ella hace campaña rodeada de nueve escoltas, pues hace años recibió su familia amenazas de muerte por parte de los narcos y el crimen organizado que opera en la zona, fue asi como le asesinaron a su hermano.
Ante las amenazas que ha sufrido, se suma otro reto: ser mujer en un contexto de violencia machista. A Maribel Juárez le gusta llevar las uñas largas “como la cantante Rosalía”, dice. De hecho, así las presume en los carteles publicitarios de su partido. Una rosa, otra blanca, otra azul… pura orfebrería en cada dedo. Sin embargo, hoy no queda ni rastro de sus imponentes uñas porque no para de mordérselas. Después de 31 días de campaña tampoco duerme bien, apenas unas horas cada noche. Y llora, llora mucho, reconoce bajando la voz en una confesión que no quiere que nadie descubra.
A pesar de ello, todas las mañanas desde el 19 de abril, Maribel toma las lágrimas, el miedo y los silencios y los mete en un cajón. De otro, saca la sonrisa, los folletos del partido, las zapatillas cómodas, el chaleco amarillo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y la barra de labios y sale protegida por sus escoltas a tocar puertas, visitar vecinos, recoger opiniones y prometer que ahora sí, “los zapatos para los estudiantes, la casa para mujeres maltratadas, la recogida de basuras, la ampliación del panteón o la iluminación, serán una realidad”.
La candidata a la reelección como Presidencia Municipal de Angamacutiro, en el este de Michoacán, repite una y mil veces “soy Maribel Juárez Blanquet y me sentiré honrada si puedo contar con su voto para poder cumplir con las siguientes propuestas…”. De vez en cuando bebe agua o se acomoda el pelo para pedir con buen aspecto el voto en la farmacia. Siguiendo sus pasos hay nueve tensos escoltas enviados por el Gobierno de Michoacán. Cuatro en las esquinas, dos dentro de un vehículo cercano y otros tres pegados a ella. Los escoltas también se sientan a escuchar a Doña Herminia decir que es importante arreglar la carretera que conduce La Piedad, la tierra de Gilberto y su perro negro.
La profesión con más posibilidades de morir asesinado en México es policía o candidato a la alcaldía de tu pueblo. Ni agente de la Guardia Nacional, ni soldado, ni juez. Más aún si el municipio está en la frontera entre Michoacán y Guanajuato, escenario de la guerra entre el cartel Jalisco Nueva Generación y otros más pequeños que han sembrado de cadáveres la zona. Siguiendo con la comparación en abril murieron 34 policías, dos militares y ningún Guardia Nacional. Al mismo tiempo fueron asesinados 13 políticos y otros 18 el mes anterior. Entre septiembre y abril, la consultora Integralia registró 79 políticos asesinados, 27 de ellos candidatos. En el caso de Angamacutiro, la kamikaze aspiración tienen otra variante más: ser mujer.
Es miércoles, cinco de la tarde y Maribel de 33 años recorre las tiendas del pueblo bajo un sol de justicia para hablar con los comerciantes. En tres horas ha entrado en la pastelería Baeza, un café-internet, la papelería ‘El rincón de los detalles’, un abarrote y una talabartería que vende sillas de montar y cinturones piteados. El jueves repite con los vecinos. “Ir de puerta en puerta es lo más cansado, pero lo más efectivo”, dice secándose el sudor, “te permite escuchar y poder llegar con propuestas concretas”. Juárez necesita unos 4.200 votos para poder ganar las elecciones y reelegirse como alcaldesa, puesto al que llegó en 2018 y al que ha sido obligada a presentarse nuevamente por la cuota de género impuesta por el Instituto electoral (INE) a los partidos.
En un momento del recorrido por las calles, sin que ella se percate, los escoltas acercan sutilmente la mano a la Glock de la cartuchera cuando una camioneta de cristales oscuros pasa cerca de la candidata con la música banda sonando con fuerza. Juárez, probablemente la mujer más protegida del país tiene un salario oficial de 22.000 pesos mensuales, unos 1.100 dólares, y entre local y local aprovecha para comprar tortillas rumbo a su casa.
Desde que a principios de abril comenzó la campaña electoral, cientos de candidatos de todo el país han tirado la toalla debido a la violencia. Para percatarse del tamaño de la amenaza es suficiente con un recorrido por las páginas de la prensa nacional un día cualquiera. El jueves, por ejemplo, tres candidatos fueron asesinados en una ranchería de Puebla, un alcalde del PRI fue tiroteado con su hija en Oaxaca y Pedro Kumamoto renunció a sus escoltas en Jalisco tras recibir una cabeza de cerdo con su nombre. La casa de campaña del candidato de Colipa fue atacada a balazos en Veracruz y en Nayarit, Movimiento Ciudadano denunció ataques a su equipo semanas después de que secuestraran a su coordinador en Bahía de Banderas. Ese día se supo que la candidata de Valle de Bravo había sido secuestrada. Todo esto solo el jueves. En este contexto la pregunta es ¿por qué seguir adelante?
Angamacutiro es un municipio clásico con un zócalo central con su Iglesia y su Ayuntamiento, ubicado en el punto medio entre dos de las ciudades más violentas del país: Uruapan y Celaya. A un lado Michoacán y al otro Guanajuato separadas por el río Lerma. Sus 15.000 habitantes se dedican principalmente a la fresa, al grano, la avena y el pequeño comercio.